Ni Estivill ni Gonzalez

Para ser sincera hace un tiempo me consideraba Gonzaliana... me leí como quien se come un paquete de churros el Bésame mucho y Un regalo para toda la vida estando embarazada y estaba encantada de la vida de lo bonito y lo facil que iba a ser criar a Cachorro según este reconocido pediatra Zaragozano.

Lo poco que conocía de Estivill era que su libro (Duérmete niño) basaba la "ayuda" para dormir a los niños en metodos conductivistas nazis.

Lejos de que me gustaran los métodos nazis o no, cualquier método conductivista quedaba descartado, ya que los niños no son robots, son personas en miniatura que están por hacer, y dejarlos solos en una habitación y dejar que lloren según una medida de tiempo que ellos ni siquiera comprenden me parecía muy cruel.

Estivill quedó drasticamente descartado.

Cuando nació Cachorro nos pusimos manos a la obra. Según Gonzalez todo debían ser atenciones, pecho a demanda, colecho... todo de acuerdo, no podría haberlo hecho de otra manera.



Pero oh!, no es tan bucólico como su libro nos puede hacer pensar.

Resulta que los dos primeros meses de crianza me convertí en una vaca lechera. Mi pequeño alien me tenía una hora mamando y media descansando. Se supone que lo hacíamos todo bien, pero el niño me había salido tragón.

Al principio, con la emoción de la recién estrenada maternidad no te importa, todo es por tu hijo, es muy pequeñín... piensas "Ya irá cogiendo sus ritmos"... después de dos meses de no poder ni guardarme la teta empecé a ponerme un poco nerviosa. Ya no era una persona, solo. SOLO me dedicaba a alimentar a mi hijo, de día y de noche cada hora como un clavo. Es muy muy abrumador.

Según Gonzalez, el colecho puede ser una experiencia maravillosa, ya que al tener a tu bebé contigo no tienes que levantarte e ir a buscarlo para alimentarlo.

Bien, no dudo que no pueda ser una experiencia maravillosa, pero en la vida real y no en la teoría resulta que tener a un bebé de 1 mes o 2 en la cama supone posturas rígidas e incómodas para que pueda alcanzar la teta. No moverse ni un milímetro (yo siempre he hecho tours por la cama, desde pequeñita). Dejar a mi hombre en una esquinita de la cama y en conclusión, no dormir ninguno de los tres.
Cuando cachorro se hizo un poco mayor las incomodidades pasaron a mas. Sí, el solito podía coger el pecho, pero también me cogía el pelo, me pegaba patadas, me arañaba. Una juerga todas las noches. El niño dormia y mamaba y yo me levantaba con las ojeras y una mala leche que para que.

Había que replantear la situación, así que "repudié" también al Dr. Gonzalez.

Que hacer ahora?, que guía ibamos a seguir mi hombre y yo? Como ibamos a hacernos con aquel todavía desconocido y pequeño ser que nos absorvía?... Sin experiencia, sin sobrinos, pecando de novatos, un miedo terrible en el cuerpo de que un enanillo se hubiera apoderado de nuestras vidas...

El instinto.

Empezamos a observar a Cachorro, como se comportaba, ya por aquel entonces empezaba a expresarse mucho mas.

Decidimos pasarlo a su cuarto (eso sí, con la puerta abierta y el walkie de cabecera en su cama y en la nuestra). Él duerme mucho mas tranquilo, la verdad es que es un niño muy independiente y yo creo que hasta lo ha agradecido, y nosotros hemos recuperado nuestra intimidad (o por lo menos una pequeña parte de ella). Según Carlos Gonzalez todos los niños deberían dormir con sus padres hasta por lo menos los 3 años. En nuestro caso ni Cachorro ni nosotros habríamos estado a gusto con esta situación.

Decidimos darle un biberon de leche de fórmula con cerales para ver si, estando mas llenito dormía algo mas (somos defensores de la lactancia materna, pero a grandes males, grandes remedios). Gonzalez lo desaconsejaba, el pediatra lo desaconsejaba, pero oiga, el niño duerme desde las 9 hasta las 3 de la mñana sin decir ni mu. Por consiguiente nosotros tambien dormimos, los malos humos van desapareciendo y la crianza empieza a ser un proceso agradable y bien llevado.

Con esto quiero decir que la experiencia es realmente un punto. No se pueden llevar las cosas a los extremos.

Con el tema del biberón yo tardé cerca de 5 meses en darme cuenta que por darle uno por la noche no pasaba nada, que aunque me pierda esa toma de pecho el niño sigue fuerte, gordo, feliz... que no se ha roto el mundo.

El instinto, el observar a tus hijos. Las ayudas son ayudas y para eso están, pero lo más importante es que cada niño es un mundo, un gran mundo por descubrir.

1 comentario:

El tanguero clandestino dijo...

me encanta lo de "mi hombre"